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Foto del ganador en Facebook |
Este
licenciado en literatura ganó el premio internacional de poesía Ciudad de
Mérida 2014.
El
yucateco Mario Alberto Carrillo Ramírez Valenzuela, licenciado en Lengua y
Literatura Hispanoamericana por la Universidad Veracruzana, recibirá $70,000 de
premio por haber ganado la edición 2014 del Premio Internacional de Poesía
Ciudad de Mérida.
Este
joven poeta utiliza en Facebook el sobrenombre de Mario Salvatierra.
Además del dinero que recibirá, su obra será editada y difundida
internacionalmente. En la próxima edición de La Noche Blanca se le entregará el
premio.
Ganó
el concurso con un poemario titulado “Roldán”, el cual, según el jurado, es un
texto que se arropa en la armadura de una obra clásica, muestra a un Roldán
como personaje de un campo de batalla contemporáneo.
Los poemas de este escritor “tienen
el perfil de una obra unitaria, se expresan mediante una voz poética que, a la
manera de una rapsoda o cronista, narra la historia de un personaje, engarzando
una secuencia de cantos en los linderos de lo épico y lo lírico, construidos
con un lenguaje de clara textura literaria”.
En
total concursaron 73 personas (50 de Mérida o residentes en esta ciudad, 12 del
interior del país, 9 de Venezuela y 2 de España).
Los
tres integrantes del jurado son José Ángel Leyva (poeta, narrador y promotor
cultural), Víctor Bravo (escritor y crítico venezolano) y Rubén Reyes Ramírez
(poeta yucateco).
En
ese concurso se dio mención honorífica a
Jorge Carlos Manzanilla Pérez, profesor del Colegio Mesoamericano.
¿Cómo
escribe Mario Alberto Carrillo Ramírez Valenzuela? Aquí te ofrecemos un
fragmento de su poema Aqua, escrito a fines de 2012:
Me
susurra la sangre transparente,
la
linfa capilar de la llovizna,
el
trino que remueve la saliva
enclaustrada
en mi boca y en mis ojos.
No
fue en las llamas tísicas de un río
o
entre las trenzas donde las cascadas
terminan
de curar las claras úlceras
y
de suturar las llagas del tiempo
bajo
faldones y velos de espuma.
No
fue este espejo que refleja dientes,
guijarros
sin memoria, piedras tersas,
en
el agua liminar de mi infancia.
Me
habla la transparencia de un mar
sosegado
en mis tobillos hundidos
en
la arena joven como muchacha,
rubia
y ligera, arena como harina
dispuesta
al goce del tacto profundo.
Orilla
y oreja comunicante,
licor
destilado de los órganos
marinos
y vino violentísimo
que
únicamente debe beberse
con
la punta despierta de la lengua.
Es
esta la cantinela salada
que
recuerdo al renovar el ritual
con
la brusca paz de los caracoles,
con
el silencio abstracto de la concha,
con
los árboles que la brisa engendra
en
los muelles yertos de mi pasado.
Nota: Originalmente esta información se publicó mencionando que Carrillo Ramírez es veracruzano. Es yucateco pero estudió y vivió un tiempo en esa entidad federativa.