Sobrecogedor e ilustrativo paseo por ese
lugar.
Cada miércoles por la noche, con luna o sin
ella, grupos de personas se reúne en el solitario Cementerio General para hacer
un recorrido entre las sepulturas.
Atisban en ellas, se enteran de quienes reposan ahí, indagan sobre aspectos de la vida del que está sepultado y
observan características singulares de las esculturas, lápidas, vallas, cruces,
libros, floreros y otros elementos decorativos de la tumba que revelan aspectos
de la vida del difunto o los gustos o creencias que tenía este en vida o el de
sus familiares.
Esos visitantes noctámbulos, que realizan su
paseo con el camposanto cerrado y silencioso,
lejos del ruido citadino y ocultos a la vista de los demás, no son
practicantes de vampirismo ni tienen inclinaciones necrófilas o un placer morboso
relacionado con la muerte y el más allá.
Son meridanos, y también turistas, que
acuden a conocer el importante patrimonio cultural que guarda la necrópolis más
antigua de Mérida y que debe ser difundido para rescatarlo del abandono y la
destrucción que avanzan imparables cada día sobre él.
Esos sepulcros guardan historias relacionadas
con la tragedia, amor, el poder, el dinero, el trabajo, la unión comunitaria y
otros aspectos más que son pate de la historia de la capital yucateca y de toda
esta entidad federativa en general. Además, las tumbas tienen elementos
arquitectónicos, históricos y decorativos que deben ser protegidos y
preservados.
Un sector de la comunidad meridana, entre
ellos antropólogos, arquitectos, historiadores y artistas, tienen conciencia
sobre la importancia de lo anterior y de la necesidad de difundirlo para que no
se retrase más el rescate de ese antiguo camposanto que ya tiene pérdidas irreparables.
Ese interés quedó de manifiesto el año pasado durante la
celebración en ese lugar de algunas de las actividades juveniles de una de las ediciones del Mérida
Fest, cuando se realizaron proyecciones de cine mórbido y se hicieron caminatas guiadas por un sector del
camposanto para que los visitantes.
A raíz de esto la Dirección de Cultura
estableció los Recorridos Nocturnos Históricos, una visita de hora a ese lugar
bajo la conducción de Wilbert Sosa, conocedor del tema y quien guía y ofrece
explicaciones sobre ese patrimonio.
Esas caminatas se realizan todos los
miércoles, comienzan a las 8 de la noche y son gratuitas. La visita abarca una
mínima sección de ese cementerio, se centra en un sector de la parte más
antigua.
En esa actividad se observa y aprende sobre tumbas de gobernantes, los
mausoleos de la comunidad china y de la desaparecida comunidad de cordeleros,
el sitio donde fue fusilado Felipe Carrillo Puerto, el lugar donde está
sepultada la amante de este y otros puntos interesantes más de ese extenso lugar que en el pasado fue una hacienda ubicada lejos de la ciudad.
Los visitantes no pueden ingresar con sus
vehículos al camposanto, deben dejarlo a las puertas de cualquiera de las dos
entradas por las que se accede al sitio. Una de ellas está sobre la calle 66, junto al
Panteón Florido. La otra es el acceso principal, sobre la calle 81-A. El grupo
se reúne frente al edificio administrativo en la glorieta, donde espera el guía
para comenzar el paseo.
Ese recorrido es interesante y singular. Para
algunos resulta estremecedor la imagen nocturna y silenciosa de las sepulturas,
entre las cuales sopla un viento suave arrancando chirridos de metales
herrumbrosos y agitando fantasmales ramas. Hay una paz imponente e inquietante.
Y las explicaciones del guía son amenas.
Este último pone fin al recorrido y sus
explicaciones refiriéndose a una pregunta que siempre le hacen los visitantes.
¿Hay fantasmas en el Cementerio General? Su respuesta es sobrecogedora, o al
menos perturbadora.
¿Qué es lo que responde? Asista a estos recorridos para
saberla. (Mérida Cultura).