La ciudad rebosó de espectáculos gratuitos por la coincidencia de dos programas culturales realizados por el gobierno estatal, la Alianza Francesa y el Ayuntamiento.
La noche del pasado sábado 21 quienes
acudieron al Centro Histórico fueron bañados por una lluvia de sensaciones para
el espíritu, producida por una serie de espectáculos de teatro, danza y música
que se ofrecieron en distintos puntos de esa parte de la ciudad.
Esa avalancha artística se debió a las
actividades que ofrecieron esa noche la Alianza Francesa de Mérida y las
autoridades estatales y municipales, en sendos programas culturales que
coincidieron en esa fecha. Por un lado hubo presentaciones de la Fiesta de la
Música, un evento anual que promueve la población gala en varias partes del
mundo, entre ellos México, y que esta vez incluyó a Mérida.
Las presentaciones de la Fiesta de la Música
comenzaron a las 9 de la mañana en el centro y otros puntos de la ciudad y se
prolongaron durante la noche.
Ejemplo de ello fue la actuación de la Mérida Big
Band que dirige el músico cubano Ranier Pucheux, clarinetista y saxofonista,
que ofreció un repertorio de swing y jazz que incluyeron canciones y melodías
que hicieron populares Frank Sinatra y Nat King Cole. Como siempre, el cantante
en esta ocasión fue James Meador, trombonista de ameno carácter que alegra esas
presentaciones con sus comentarios ingeniosos.
La Mérida Big Band tuvo como escenario la
explanada del Gran Museo del Mundo Maya. El numeroso público asistente fue un
indicador de la conveniencia de repetir ese tipo de espectáculos en ese sitio.
A su vez la Orquesta Sinfónica Junvenil, bajo
la dirección de Luis Luna Guarneros, se presentó en el Pasaje de la Revolución,
bajo un sol que no respetó el techo de cristal de ese espacio e incomodó con
intenso calor a músicos y público. Pero ninguno se movió. Los muchachos se
esforzaron bajo la batuta de su guía y profesor y el público los recompensó con
abundantes palmas.
A unos pasos de ahí, en el atrio de la Catedral,
se presentó el coro infantil. Fue un espectáculo entretenido no sólo por el
repertorio ofrecido por esos niños vestidos de blanco sino también por las
espontáneas ocurrencias de estos. Antes de ambos espectáculos hubo en la Plaza
Grande y la Casa de Montejo actuaciones de un mariachi y un conjunto de cámara,
en horarios distintos a los anunciados, lo cual contrarió a quienes acudieron a ver esas presentaciones
y no lograron su objetivo.
Por su parte, el Ayuntamiento amplió esta vez
el número de actividades de su programa La Noche de las Culturas. En varios
puntos de la plaza congregó a meridanos y turistas con espectáculos de teatro,
danza y música.
Una de esas actuaciones fue la del grupo Mayab
Jazz que dirige en tecladista y compositor René Monte Rosa, cuyas obras se
caracterizan por tomar como base la música local para generar creaciones jazzísticas
singulares. Así lo indican los nombres de las piezas: “Agua de cenotes”, “Mérida en domingo”,
“Yucalpetén”, “Celestún”, “Por las albarradas”…
A la característica anterior se suma la
participación en ese conjunto musical de “Pepe”
Ballote, saxofonista con 50 años de carrera que ha realizado aportaciones al
mundo del jazz. Este grupo actuó en una tarima a las puertas del Palacio de
Gobierno.
En otro escenario, frente a la Catedral, hubo
la actuación de lujo de Rocío Parrilla, cantaora española nacida en Jerez de la
Frontera, propietaria de unos ojos del color del Atlántico y una voz que tiene
la fuerza de las arenas musulmanas y el romanticismo del reino de Castilla. La
artista se asombró de que entre el público hubiera tantos aficionados y al
género flamenco. Esto la orilló a invitar a subir al escenario a varias personas
para que acompañaran con el palmeo ibérico parte de las canciones que ofreció.
La visitante española, con profundo acento
gaditano, remató su presentación con unas bullerías y una adaptación a ese ritmo de una de las
populares canciones de José Alfredo Jiménez.
Después de ella, en el mismo escenario frente
a Catedral, remataron los espectáculos de la noche una batucada y la actuación
del grupo Cacua con una exhibición de capoeira (una combinación de acrobacias,
danza y artes marciales).
La noche del sábado fue eclética, hubo
actividades para todos. La excepción fue para los que se quedaron en casa y se
perdieron estas viandas de cultura y arte. (Mérida Cultura)