Cada vez son más los que advierten que México enfila hacia la tiranía, al despotismo. Con el presidente López Obrador corremos riesgo caer en desgracia similar a la que padecen pueblos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, países presos de la dictadura.
Si bien la política no es tema para este espacio cultural, lo abordamos porque la tendencia absolutista de AMLO ya afectó a la cultura, y la afectará más, como ocurre en otros sectores de la sociedad, en particular los órganos autónomos y otras instancias que son saludable contrapeso del poder político y que justo por esa tarea que tienen son atacados por la 4T.
Reproducimos aquí parte del artículo publicado al respecto por el escritor y periodista Armando Fuentes Aguirre, quien se refirió al tema al abordar los ataques de López Obrador al Poder Judicial, el único de los tres poderes que él no controla pero que ya anunció plan para hacerlo:
"Hoy por hoy ningún mexicano consciente ignora que estamos gobernados por un autócrata.
"Sólo niegan esa verdad palmaria quienes por ambición de poder o de dinero abdican de su libertad, de su dignidad y su decoro y caen -decirlo no es extremo de lo melodramático- en la ignominia y la abyección.
"El continuo acoso de López Obrador a la Suprema Corte ha sido el rabioso ataque de un gobernante con tendencias dictatoriales a uno de los Poderes de la Unión, institución fundamental de la República."
Don Armando es optimista, tiene esperanza de que no ocurra ese ominoso trance. Explica por qué:
"México es superior a sus problemas, por más que su mayor problema sea ahora ese presidente autoritario, absolutista, omnímodo, que tanto ha destruido y que tan poco y tan mal ha construido.
"Pasará López Obrador -ya pronto pasará-, y aunque lo sustituya una de sus incondicionales “corcholatas” su poder disminuirá por fuerza misma de las circunstancias.
"La tradición de México obliga a que el antiguo rey se vaya a la...al rancho cuando llega el nuevo rey. O reina.
"Desde luego no se debe ignorar la posibilidad de un maximato, pero no es lo mismo estar con la faja presidencial que ya sin ella. Confiemos, pues, en que esta pesadilla se irá como lo que ha sido: la peor etapa en la vida política y social de la nación en nuestro tiempo."
Deseamos con todas las fuerzas que la esperanza de don Armando se convierta en realidad.
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