El
uso de los desnudos en el teatro.
En el
gremio teatral yucateco quienes conocen al actor Roberto Franco dicen en broma que cuando ven el
nombre de éste en una cartelera comentan: “Seguramente se desnudará”. La razón
de esto es que el artista no rechaza hacer ese tipo de papeles, en varias obras
se le ha visto casi sin ropa. Y ahora se desnudó totalmente en la producción “Bacantes,
para terminar el juicio de Dios”, que tiene en cartelera el grupo La Rendija.
En
esa representación hay otro actor hace un desnudo total, es Tomás Gómez. Durante el
resto de esa representación este intérprete viste de hipil y otras prendas pero sin usar ropa
interior.
Roberto
Franco es de Ticul, en 2003 se graduó en la licenciatura de teatro en la
Universidad Veracruzana. Por su parte, Tomás Gómez también es yucateco, estudió
danza clásica en la ESAY y actualmente cursa ahí la licenciatura en artes
escénicas. Anteriormente vivió en el Distrito Federal, donde hizo otros estudios
relacionados con el medio artístico.
Tomás Gómez, otro de los actores integrantes del grupo teatral "La Rendija". Aquí lo vemos en su papel de Dioniso, en la obra "Bacantes, para terminar el juicio de Dios". |
Respecto
al por qué se recurre a los desnudo en el teatro, Raquel Araujo Madera,
directora del grupo La Rendija, expuso en su sitio de Facebook lo siguiente:
“Los
desnudos en el teatro de arte son cuerpos que
importan, que revelan imágenes en llamas. Reinventan los cuerpos de hombres y
mujeres superando el imaginario que nos venden la publicidad y la sobrecogedora
enajenación capitalista.
“Son cuerpos únicos,
esenciales. Repito aquí la pregunta que hace el filósofo e historiador
Didi-Huberman en su intenso y breve texto “Arde la imagen”: ¿A qué clase de
conocimiento pueda dar lugar una imagen?
Raquel Araujo Madera, directora del grupo teatral La Rendija. Ella también actúa en esta nueva producción. |
“Habría que reescribir toda una arqueología del saber… Las
imágenes se hunden en lo profundo del alma, en la abstracción inmediata de los
sentidos.
“ Nuestra puesta en escena de Bacantes, para terminar con
el juicio de dios, es una forma de regresar a los trágicos griegos desde
nuestra visión regional; representar la oscuridad de la condición humana, el
ansia en la adicción, el deseo de poder, el placer de violentar al otro: Al
final, Dioniso, dios de la embriaguez y del teatro, conduce al sacrificio al
impío rey Penteo, y este hombre transita en el martirio de su muerte hacia la
redención.
“Vale la pena reflexionar aquí sobre los cuerpos tomados, esclavos de un imaginario del deseo como las rubias de las cervecerías, o la enseñanza de la violencia en los juegos virtuales, en los que los niños y jóvenes no solamente ejecutan con diversidad de armas a seres antropomórficos, sino que héroes y heroínas de estos mundos configuran modelos de realidades que impactan en el mundo real”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario