En 1968, año de convulsión en México, una muchacha yucateca de 18 años de edad increpaba desde calles del D.F. con canciones de protesta que ella componía.
Años después, con una guitarra como único equipaje, emprendió recorrido por el país a bordo de un viejo Volkswagen. También se aisló en la Sierra Tarahumara, donde fue profesora voluntaria. Y le dio por escribir mucho.
Su única preparación era ser bilingüe y autodidacta. Recién nacida se la llevaron a Estados Unidos para que la conocieran sus abuelos. Mucho después estuvo de vuelta a ese país para cursar dos años el equivalente de enseñanza secundaria.
Esa joven provenía de una familia que, por un lado, perteneció en el pasado al sector social de hacendados. Sus abuelos maternos emigraron a Estados Unidos, donde nació su madre.
Su padre fue un yucateco asignado por el gobierno a la entonces paradisíaca y poco visitada Isla Mujeres, donde fue jefe de Zona de Pesca. Su abuela paterna fue una de las fundadoras del asilo Brunet Celarain.
Quizá esa peculiar ascendencia y sus vivencias infantiles marcaron el camino de esa adolescente. Esa ruta le concedió fama, admiración, amigos y reconocimientos. Uno de estos lo recibirá próximamente: la Medalla Yucatán que anualmente otorga el gobierno estatal.
La homenajeada es Margarita Robleda Moguel, escritora, compositora y narradora cuyo trabajo se enfoca a la población infantil. A los niños destinó sus 130 cuentos y unas 100 canciones. Es también autora de una novela. Además es conferencista y rapera. Esto último lo incorporó para sus presentaciones ante público juvenil.
Es aficionada a los viajes y la fotografía. Publicó parte de sus imágenes en un libro.
Si bien los cuentos y canciones que compone La Ranita Moguel van dirigidos a los niños, el mensaje contenido en ellos alcanza también a los adultos porque hablan de valores universales: amistad, tolerancia, respeto, lealtad, justicia, libertad, responsabilidad, hermandad y, sobre todo, amor, paz, belleza y la alegría por estar vivos.
Todo ello lo presenta con humor, ternura y sorpresa.
Ella explica que su trabajo es para niños de uno a 100 años de edad. No más, porque después de los 100 nos cambia el carácter.
Parte de sus libros se tradujeron al inglés y se utilizan como material escolar en Estados Unidos. Otros textos suyos se publicaron en Braille.
Ha escrito poesía. Y fue guionista, productora y conductora de programas infantiles en radio y televisión en Mérida y el D.F.
Margarita Robleda fomenta el amor a los libros. Insiste en que niños, jóvenes y adultos se acerquen a la literatura. Mas de 30 de bibliotecas del país llevan su nombre.
En 1991 recibió el Premio Bellas Artes de Cuento Infantil "Juan de la Cabada". En 2018 obtuvo el Campoy-ADA que otorga la Academia de la Lengua Española en Estados Unidos. En 2019 fue moderadora en una mesa de los "Peace Lab" en la XVII Cumbre de Premios Nobel de la Paz.
También recibió el Premio Elena Poniatowska 1988 por promover el altruismo. El Ayuntamiento de Port Arthur, Texas, la homenajeó entregándole la Llave de la Ciudad.
Además de Estados Unidos, ella se ha presentado en España, Japón, Perú, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Cuba y Argentina. Cada año realiza una semana de trabajo en Guatemala y otra en El Salvador. Creó una editorial y una fundación que llevan su nombre.
Todo lo anterior es buen palmarés para una mujer que, según ella, sólo busca agitar nuestras neuronas y hacer cosquillas al corazón.
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