Mario Trejo, de camisa blanca. Foto de su muro en Facebook. |
Murió Mario Trejo, pintor embrujado por la naturaleza y los retratos.
“Cuando pinto, busco la belleza. No me gusta la fealdad”,
dijo en una ocasión Mario Trejo Castro, artista yucateco fallecido hace unos
días en esta capital a las edad de 87 años.
Este pintor consideraba que la naturaleza aporta todo para
hacer cuadros hermosos: paisajes, flores,
tonos magníficos…Y lo demostró en
una de sus colecciones que realizó y a las cuales agrupó bajo el nombre de
“Trópico”.
En esos cuadros, en los que aplicó resinas plásticas para realzar
elementos, mostró el esmeralda de las casi extintas selvas peninsulares
cubriendo a todo tipo de aves cuya plumaje agotaba los colores de la paleta del
maestro.
Foto del Diario de Yucatán |
Otra línea de su trabajo fueron los retratos. Aclaraba que
en esos casos su objetivo no era lograr una copia fotográfica de la persona
sino intentar retratar el alma de aquella. Y, según afirmaba, esto se conseguía
al pintar la mirada de quien posaba. En esos ojos estaba el alma que él buscaba
dejar en el lienzo.
En los últimos años de su vida se interesó por el
hiperrealismo. Llamaban su atención los
trabajos que realizaban otros pintores que dominaban esa técnica que él, hasta donde se sabe, nunca abordó.
También mantuvo su costumbre de hacer copias de cuadros
renacentistas, un recurso que utilizó en sus inicios en la pintura para
aprender sobre sobre esta y las técnicas de creadores mundiales.
Otras de sus conocidas colecciones son óleos donde muestra
cómo lucían en la época colonial barrios y rincones de la Mérida. Esto le valió
que alguien lo calificara como cronista plástico.
También hizo algunos trabajos escultóricos y escribió
artículos sobre la historia de esta tierra. En su estudio ofrecía además
talleres de pintura, numerosos alumnos pasaron por ahí.
Con la actriz Ofelia Medina |
En una entrevista que concedió a la reportera Cecilia
Ricardez, este pintor dijo que desde la niñez descubrió su facilidad para el
dibujo y la pintura. Pasaba todo el tiempo dibujando todo tipo de cosas. Esto
lo hacía incluso en las fiestas juveniles a las que asistía. En vez de bailar
prefería observar y plasmar en papel lo que pasaba ante sus ojos.
Mario Trejo vivió 11 años en la ciudad de México, donde hizo
retratos de artistas de cine y televisión, de políticos y gente adinerada.
Después de ello regresó a esta tierra y se encadenó a ella.
En Mérida parte de sus obras están colgadas en paredes del
teatro “José Peón Contreras”. Son retratos de artistas locales.
La figura de este popular pintor era inconfundible,
resultaba fácil identificarlo en las calles de esta ciudad o en los cafés donde platicaba con los amigos
hasta que se le agotaban los cigarros.
Era de cuerpo delgado y largo, algo encorvado, parecía que extravió el peine y
que su rasuradora estaba sin filo. Daba la impresión que dormía con la ropa
puesta y que ésta rehusaba ingresar a la lavadora. Cuando la ocasión lo pedía,
se dejaba ver inmaculado y con la barba cortada en forma de candado.
No sabemos si este artista con más de 60 años en el oficio
dejó algún autorretrato. Sería
interesante saber cómo él se pintó a sí mismo. (Mérida Cultura).
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